EL QUE NOS AMO Y LAVO

miércoles, 24 de febrero de 2016
y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, 1:6 y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén”.
Apocalipsis 1:5-6





“Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta”.
Hebreos 13:12.





Entrando en el estudio de esta verdad irrefutable acerca de la persona de nuestro Señor Jesucristo, encontramos unas de las razones más reconfortantes para todos aquellos que entendemos lo que significa la esclavitud del pecado.  Ya que  habiendo estado sometido a esa esclavitud por muchos años de nuestras vidas hemos experimentado la ruina en que hemos llegado a caer.







El pecado nos arruina de dos maneras.
·     Nos hace culpables ante Dios, de modo que merecemos su justa condenación; condenándonos con la culpa que nos asedia día a día.
·     Y nos afea en nuestra conducta, de modo que desfiguramos la imagen de Dios que intentamos reflejar, esclavizándonos al desamor.






La sangre de Jesús nos libera de ambas miserias.
·     Satisface la justicia de Dios de modo que nuestros pecados pueden ser justamente perdonados.
·     Y derrota el poder del pecado para liberarnos de ser esclavos del desamor.



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