Pregunta: "¿Qué significa que Jesús salva?"
Respuesta: “Jesús salva” es un popular slogan escrito en calcomanías, carteles en eventos de atletismo, y aún en banderolas que son tiradas a través del cielo por pequeños aeroplanos. Tristemente, pocos de los que ven la frase “Jesús salva” comprenden verdadera y totalmente lo que significa. Hay una tremenda cantidad de poder y verdad contenida en esas dos palabras.
Respuesta: “Jesús salva” es un popular slogan escrito en calcomanías, carteles en eventos de atletismo, y aún en banderolas que son tiradas a través del cielo por pequeños aeroplanos. Tristemente, pocos de los que ven la frase “Jesús salva” comprenden verdadera y totalmente lo que significa. Hay una tremenda cantidad de poder y verdad contenida en esas dos palabras.
Jesús salva, pero ¿quién es Jesús?
La mayoría de la gente sabe que Jesús fue un hombre que vivió en Israel aproximadamente hace 2000 años. Virtualmente cada una de las religiones en el mundo ve a Jesús como un buen maestro y/o profeta. Y mientras esas cosas son totalmente ciertas de Jesús, ellas no captan lo que Jesús es realmente, ni explican cómo o por qué Jesús salva. Jesús es Dios en forma humana (Juan 1:1, 14). Jesús siendo Dios, vino al mundo como un ser humano real (1 Juan 4:2). Dios tomó la forma de un ser humano en la persona de Jesús a fin de salvarnos. Esto nos lleva a la siguiente pregunta: ¿Por qué necesitamos ser salvados?
Jesús salva, pero ¿por qué necesitamos ser salvados?
La Biblia declara que cada ser humano que ha vivido, ha pecado (Eclesiastés 7:20; Romanos 3:23). Pecar, es hacer algo que en pensamiento, palabra u obra, contradice el perfecto y santo carácter de Dios. Por nuestro pecado, todos merecemos el juicio de Dios (Juan 3:18, 36). Dios es perfectamente justo, así que Él no puede permitir que el pecado y la maldad queden impunes. Puesto que Dios es eterno e infinito, y puesto que todo pecado es a última instancia contra Dios (Salmo 51:4), solo un castigo eterno e infinito es aplicable. La muerte eterna es el único castigo justo por el pecado. Es por esta razón que necesitamos ser salvados.
Jesús salva, pero ¿cómo salva?
Porque hemos pecado contra un Dios infinito, hay sólo dos opciones: (1) una persona finita (nosotros) debe pagar por nuestros pecados por una cantidad de tiempo infinita; o. (2) una Persona infinita (Jesús) debe pagar por nuestros pecados una sola vez. No hay otra opción. Jesús nos salva muriendo en nuestro lugar. En la persona de Jesucristo, Dios se sacrificó Él mismo por nosotros, pagando el castigo eterno e infinito que solo Él podía pagar (2 Corintios 5:21; 1 Juan 2:2). Jesús tomó el castigo que nosotros merecemos, a fin de salvarnos de un horrible destino eterno, la justa consecuencia por nuestro pecado. Por Su gran amor por nosotros, Jesús puso Su vida (Juan 15:13), pagando el castigo que nosotros merecíamos, pero no podíamos pagar. Jesús fue entonces resucitado, demostrando que Su muerte realmente fue suficiente para pagar el castigo por nuestros pecados (1 Corintios 15).
Jesús salva, pero ¿a quién salva Él?
Jesús salva a todos los que reciben Su regalo de salvación. Jesús salva a todos aquellos que confían total y únicamente en Su sacrifico como el pago por el pecado (Juan 3:16; Hechos 16:31). Mientras que el sacrificio de Jesús fue perfectamente suficiente para pagar por los pecados de toda la humanidad, Jesús sólo salva a aquellos que personalmente reciben Su regalo más preciado (Juan 1:12).
Si entiendes ahora lo que significa que Jesús salva, y quieres confiar en Él como tu Salvador personal, asegúrate de entender y creer lo siguiente, y como un acto de fe, comunica a Dios lo siguiente. “Dios, sé que soy pecador, y sé que por mi pecado, merezco estar eternamente separado de ti. Gracias por amarme y proveer el sacrificio por mis pecados a través de la muerte y resurrección de Jesucristo, aunque no lo merezco. Yo creo que Jesús murió por mis pecados, y confío en Él solamente para salvarme. De ahora en adelante, ayúdame a vivir mi vida para ti, en vez de para el pecado. Ayúdame a vivir el resto de mi vida en gratitud por la maravillosa salvación que tú has provisto. ¡Gracias Jesús, por salvarme! En Tu Nombre, Amen.
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