Hoy otro hombre bajo la piel morena del coreógrafo que se alejó de las rumbas y la pornografía gay para dar testimonio de vida. En noviembre de 2014, Nerú contó ante las cámaras que, tras un proceso de "sanación espiritual", dejó de ser homosexual. Dicha revelación, quién lo creyera, se ha convertido en su propia cruz.
En diálogo con Q'hubo, en la intimidad de su hogar, el bailarín confesó que a raíz de su 'curación' le fueron cerradas las puertas en el medio artístico. Según él, de facturar unos $15 millones por contrato, hoy en día solo recibe aproximadamente $100 mil por su testimonio de transformación.
"Donde yo me movía (en realities, magazines y concursos), la mayoría son gais. A mucha gente de ese medio como que no le gustó mi cambio espiritual. No me dan trabajo, incluso me hacen mala cara, me empujan y hasta me llaman 'traidor'".
"LA FAMA ME CEGÓ": La falta de oportunidades cayó como un baldado de agua fría sobre Nerú. De la vida de lujos, fama y dinero en la que vivía hasta hace unos meses, no queda ni rastro. La indiferencia de algunos de sus colegas y excompañeros ha sido tal, que al coreógrafo le tocó cerrar su academia de baile, que por seis años formó a estrellas como Lady Noriega, Yolanda Rayo y J Balvin.
"Tenía un nivel de vida bastante cómodo, como el de otros artistas. Pero a raíz de esto (de no encontrar trabajo) tuve que vender el carro, algunos muebles y parte de la decoración de mi casa. La academia la cerré en diciembre pasado porque tenía que salir de algunas ataduras de mi vida pasada, además que ya me habían robado dos veces: se llevaron el sistema de sonido, dinero, una guitarra acústica, documentos y contratos. En mi casa también me robaron artículos de vestir, relojes, chaquetas, pantalones. Me dejaron prácticamente en la calle. ¿Por qué pasó todo esto? Algunos dicen que se trata del diablo, yo no lo sé. Oro mucho para que Dios me dé la respuesta".
Dichos robos ascendieron a casi $14 millones en pérdidas materiales para Nerú que, pese a los obstáculos, vive "más tranquilo" que antes. "En mi corazón solo hay misericordia y amor. Si no estuviese en gracia con Dios, sí me hubiese dado duro esta persecución. Ya no vivo para tener dinero, con el amor de Él me basta. Lo que sí pido es respeto para mi decisión: la gente en la calle me escupe y me humilla. Incluso en algunas iglesias he tenido que ir con personal de seguridad porque han intentado agredirme", aseguró el artista con tono de preocupación.
Para sobrevivir, en sus palabras, ha tenido que recurrir a la caridad. Otras veces dicta clases de baile a domicilio, "pero eso es muy esporádico". "La fama y el dinero me cegaron. Creo que estoy pagando por mis errores, comportamientos que tenía antes que no agradaban a Dios. Infringí todos los mandamientos, pero aquí estoy poniendo la cara. Vivo de las bendiciones de algunas iglesias, pero eso no se compara con lo que yo ganaba como artista: por un servicio recibo ofrendas de $50, $80 o hasta $100 mil, cuando yo antes no bajaba de una tarifa de $8 o hasta $15 millones. Empecé desde cero, claro que ha sido duro, pero es una gran lección".
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