¿AMA usted a Dios? Si ya le ha dedicado su vida, contestará sin duda con un rotundo sí,y con toda la razón. Para nosotros, querer a Jehová es lo más natural del mundo. En realidad, no hacemos más que corresponder a su amor. Como bien dice la Biblia, “amamos [...] porque él nos amó primero” (1 Juan 4:19).
Jehová siempre busca formas de demostrar que nos quiere. Nos ha dado un hermoso hogar, la Tierra, y día a día nos proporciona todo lo que necesitamos para mantenernos vivos (Mateo 5:43-48). También cuida de algo mucho más importante: nuestras necesidades espirituales. Por ejemplo, nos regaló su Palabra, la Biblia. Y nos invita a orarle, a dirigirnos a él con la confianza de que nos escuchará y de que nos ayudará con su espíritu santo (Salmo 65:2; Lucas 11:13). Pero su mayor muestra de cariño fue enviar a su Hijo más querido a rescatarnos del pecado y la muerte. ¡Qué amor tan grande nos tiene Jehová! (Juan 3:16; Romanos 5:8.)
Jehová desea que disfrutemos de su amor por toda la eternidad. Pero ¿lo lograremos? Eso dependerá de nosotros. La Biblia exhorta a los cristianos: “Manténganse en el amor de Dios [...] con vida eterna en mira” (Judas 21). El uso del verbo “manténganse” da a entender que, para no perder el amor de Jehová, tenemos que actuar. En efecto, tenemos que corresponder a su amor con obras. Así pues, es esencial que cada uno de nosotros se pregunte: “¿Qué debo hacer para demostrarle a Dios que lo amo?”. Para ver la respuesta, leamos las palabras inspiradas del apóstol Juan: “Esto es lo que el amor de Dios significa: que observemos sus mandamientos; y, sin embargo, sus mandamientos no son gravosos” (1 Juan 5:3). Dado que estamos interesados en demostrarle a Dios que lo amamos muchísimo, examinemos qué quieren decir exactamente esas palabras de Juan.
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