Hace
casi dos mil años, un joven rico, hizo una pregunta sumamente importante al
Salvador: “Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?” (Mateo
19:16).
“Oyendo”
las instrucciones del Salvador y Su tierna invitación “ven y sígueme” (Mateo
19:21), el joven rico “se fue triste, porque tenía muchas posesiones” (Mateo
19:22).
Trágicamente, millones de personas hoy en día aún
valoran y prefieren “las riquezas de la tierra”, en vez de “las riquezas de la
eternidad” sin saber o comprender totalmente que “rico
es el que tiene la vida eterna” y que la
vida eterna es el don más grandioso que Dios da al hombre ,En pocas
palabras, la vida eterna es vivir para siempre como familias en la presencia de
Dios.
En
Su grandiosa oración intercesora, el Salvador da a la humanidad la clave para
obtener la vida eterna: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el
único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3).
Pero,
¿cómo puede el hombre llegar a conocer al único Dios verdadero?
El
Salvador responde: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al
Padre, sino por mí” (Juan 14:6).
Testifico
que la única manera mediante la cual nosotros y toda la humanidad podemos venir
a nuestro Padre Celestial y conocerlo, y de ese modo obtener la vida eterna, es
venir al Señor Jesucristo y conocerlo.
Pero, ¿quién es Jesucristo,
para que debamos ir a él yconocerlo?
No creo que exista un resumen más maravilloso en cuanto a la identidad y el
papel del Señor Jesucristo que la declaración que hizo la Primera Presidencia y
el Quórum de los Doce, intitulada “El Cristo Viviente: El Testimonio de los
Apóstoles”, del cual cito lo siguiente:
“[Jesucristo]
fue el Gran Jehová del Antiguo Testamento y el Mesías del Nuevo Testamento.
Bajo la dirección de Su Padre, Él fue el Creador de la tierra…
“…Él
dio Su vida para expiar los pecados de todo el género humano…
“…Él
fue el Primogénito del Padre, el Hijo Unigénito en la carne, el Redentor del
mundo.
“Se
levantó del sepulcro para ser las ‘primicias de los que durmieron’ (1 Corintios
15:20). Como el Señor Resucitado… ministró entre Sus ‘otras ovejas’ (Juan
10:16) en la antigua América… Él y Su Padre aparecieron al joven José Smith,
iniciando así la largamente prometida ‘dispensación del cumplimiento de los
tiempos’ (Efesios 1:10)
“…Su
sacerdocio y Su Iglesia han sido restaurados sobre la tierra, ‘edificados sobre
el fundamento de… apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo
Jesucristo mismo’ (Efesios 2:20).
“…algún
día Él regresará a la tierra… [y] regirá como Rey de reyes y reinará como Señor
de señores… Todos nosotros compareceremos para ser juzgados por Él.
“…Sus apóstoles debidamente ordenados [testifican]
que Jesús es el Cristo Viviente, el inmortal Hijo de Dios. Él es el gran Rey
Emanuel… Él es la luz, la vida y la esperanza del mundo” (“El Cristo Viviente”,
Es
algo maravilloso y absolutamente esencial saber quién es el Señor Jesucristo.
Pero
de nuevo, testifico que la única manera mediante la cual nosotros y toda la
humanidad podemos venir a nuestro Padre Celestial y conocerlo, y de ese modo
obtener la vida eterna, es venir al Señor Jesucristo, y conocerlo.
¿Qué
significa conocer al Señor Jesucristo, y cómo podemos llegar a conocerlo?
El
Salvador responde: “…estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la
exaltación y continuación de las vidas, y pocos son los que la hallan, porque
no me recibís en el mundo ni tampoco me conocéis.
“Mas
si me recibís en el mundo, entonces me conoceréis…”
¿Podemos verdadera y plenamente comprender Sus palabras?
“…si me recibís” a mí, al Gran Jehová, al Mesías, al creador de la tierra, al
Salvador y al Redentor del mundo, al Hijo inmortal de Dios; “…si me recibís…entonces me conoceréis” .
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