YO NO LO NEGARE JAMAS

lunes, 14 de marzo de 2016

NUNCA NEGARE A MI SEÑOR Y DIOS

Ser espiritual en un cuarto, conectado con el cielo y en oración, es muy fácil. Lo difícil es serlo en la vida diaria con sus impases. Cuando eres capaz de amar a las personas aunque creas que no se lo merezcan. Cuando sientes ganas de responderle a alguien con una grosería y triplicarle lo que te dijo, y te detienes y le contestas una palabra amorosa. Eso es realmente difícil, pero es realmente grande en el lenguaje de Dios. Cuando eres capaz de hacer lo que Dios hace por tí y por los demás.

Igual, a veces pienso que uno no necesita conocer de Dios, a veces,  para ser amoroso con los demás. Dios es amor y quien conoce el amor conoce a Dios.
Jesús es el nombre sobre todos los nombres, él también es amor. Cuando das amor, estás dando un pedacito de Dios sin hablar de él. Es tu testimonio el que puede predicar, y así todos van a decir ‘yo quiero eso’. Y no al contrario: decir cosas con tu boca que no puedes sostener con tu vida. 
Yo le digo a Dios que todo lo que soy le cante y le alabe. Hay un salmo en el que David decía: “Bendice alma mía al señor y bendiga todo mi ser su santo nombre”. La música es eso que eleva tu espíritu, que te conecta con el cielo, que cuando uno está muy mal y canta y alaba, puede creer de nuevo y elevar su espíritu. Hago canciones con esa conciencia. Y si una canción mía puede conectarlos con el cielo y con Dios, me doy por bien servida, de ser un instrumento, ser un puente entre el cielo y la tierra es mi sueño. Canciones como Llegaste tú, Vuelvo a respirar y las que vienen en el disco nuevo lo hacen. Quien las oiga va a sentir que ahí estuvo Dios acompañándonos. 
Pienso que Dios está en todos lados. Soy cristiana y la iglesia, el grupo y la oración, son vitales para nosotros. Estar conectados con la gente que nos reunimos a orar es vital. Sin duda, por mis constantes viajes, busco a Dios en cada rinconcito.
Una de las cosas que a mí me conecta con Dios son los amaneceres. Amo los amaneceres y siempre los espero en cualquier lugar. La alborada es mi hora favorita para hablar con Dios. Como dice la Palabra: “Dios bendice al que temprano le busca. Al que le da su primer momento”. No, “Al que madruga Dios le ayuda”, eso es invención popular.
Me parece muy lindo. Todo lo mejor siempre llega en el amanecer. Hay una palabra que dice que la bendición de Dios es como la luz de la aurora, que empieza así, hasta que cobra su máximo esplendor”. 





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